El cordobés, tras su experiencia en Kuwait, trabaja en el 'staff' técnico de la FEB tras paladear la Summer League NBA con San Antonio Spurs | Fue 15 años jugador profesional en ACB y conquistó títulos históricos con Unicaja y Manresa.
Si de algo tiene lleno el depósito emocional es de capacidad para entusiasmarse. Jesús Lázaro Corral (Córdoba, 1971) es un coleccionista de experiencias, incapaz de asumir esa posición que comúnmente se conoce como “sentar la cabeza”. Un buen día salió de las pistas del Colegio Salesianos para enrolarse en el Caja de Ronda, germen del Unicaja. Allí es un mito. Con él en la plantilla, el club malagueño conquistó sus dos únicos títulos nacionales: una Liga y una Copa. Entre ambos pasó por Manresa, un club humilde que tocó su techo histórico: también logró una Liga y una Copa con el cordobés en el grupo. Durante 17 años de jugador profesional -15 en la ACB-, Lázaro compuso una hoja de servicios excelente: es el jugador cordobés -después de los hermanos Alfonso y Felipe Reyes- con más encuentros oficiales en la élite.
Dos décadas después de irse de su tierra, regresó a Córdoba y se embarcó en el proyecto del Bball en 2012. Se marchó pronto y bien lejos: a Kuwait, donde entró en la nómina de técnicos de la federación de aquel país. También cerró aquel capítulo y ahora anda en nuevas y frenéticas aventuras. Este verano ha hecho kilómetros por todo el mundo. Estuvo con la selección española U18 en el Europeo de Eslovaquía y también siguió su formación en Estados Unidos participando en la Liga de Verano de la NBA con los San Antonio Spurs. Lázaro no para, aunque saca tiempo en alguna esquina de su apretada agenda para hacer un balance.
“Fueron dos años llenos de nuevas sensaciones tanto personales como profesionales. Trabajar allí es muy complicado por la diferencia cultural, el idioma y condiciones climatológicas. El 95% de los kuwaitíes son funcionarios del Estado, viven del petróleo, por lo que con el mero hecho de haber nacido y tener pasaporte local les da derecho a trabajo, casa, sanidad, educación, comida…”, cuenta sobre su etapa en Kuwait. Allí se fue con dos compañeros -Quique Gutiérrez y Curro Segura- “con un proyecto basado en el crecimiento del jugador local desde las categorías inferiores hasta senior”. El prestigio de España en el baloncesto ha convertido a los entrenadores nacionales en piezas codiciadas.
“No debemos olvidar que España es n°2 del mundo en Ranking FIBA, por lo que todo lo relacionado con el baloncesto español está muy bien considerado de fronteras hacia fuera (otra cosa es de fronteras hacia dentro)”, cuenta el cordobés, que destaca que Kuwait tuvo “resultados históricos a nivel internacional tanto en campeonato del Golfo Pérsico (campeones) como en campeonato de Asia (8° lugar por primera vez en la historia)”. Sin embargo, todo se truncó. “El programa que queríamos elaborar (a 4 años vista mínimo) se vino abajo por la sanción del COI de no participación en competiciones internacionales por problemas de interferencias del gobierno kuwaití con federación y clubes. Dos años sin competiciones. Así que pedí el finiquito y me volví a España”.
El staff técnico de la Federación Española de Baloncesto (FEB) experimentó modificaciones. Sergio Scariolo elevó sus competencias al ser designado director técnico para todas las selecciones. Entre los nuevos al grupo llegó Lázaro, que se muestra “orgulloso y encantado” en un cometido ilusionante. “La primera experiencia fue en Semana Santa pasada. Me incorporé a la U18 en el Torneo de Eslovaquia. Las sensaciones fueron muy positivas y llegamos a un acuerdo de continuidad”, explica el exbase, quien vivió en julio un episodio impactante. “Tuvimos la oportunidad de jugar el Campeonato de Europa U18 (Piestany-Bratislava, Eslovaquia). Conseguimos la medalla de plata e hicimos un buen campeonato. Los chavales hicieron un enorme esfuerzo y tuvieron la grata recompensa de el segundo lugar”, indica Lázaro, que tiene en su expediente una gran etapa en la cantera del Unicaja, con un título de campeón de España júnior.
Otro momento cumbre del verano llegó en Texas. “Si la experiencia con la U18 de la selección española ha sido sensacional la de la NBA Summer League con San Antonio Spurs ha sido algo único”, dice. “Ya había estado con los Spurs en octubre, durante el training camp de preseason y vine encantando. Todo el staff técnico, desde el head coach Gregg Popovich hasta el utillero, pasando por los ayudantes Ime Udoka (coincidimos en el UCAM Murcia) y Ettore Messina, me trataron fenomenal. Tuve acceso a entrenamientos y reuniones técnicas durante su pretemporada”. Lázaro exprimió al máximo la oportunidad. “Ver entrenar a jugadores de primera talla mundial como Tony Parker, Manu Ginobili, Lamarcus Aldridge, Kawhi Leonard, Pau Gasol, Jonathon Simmons, Paty Mills… Su día a día, cómo se preparan, sus hábitos de entrenamiento, entrenadores personales… Los prepas de los Spurs monitorizan todos los entrenamientos, es decir, al mismo tiempo que los jugadores entrenan en el gimnasio o pista ellos saben si están dando el máximo de su potencial, si les está fallando alguna parte del cuerpo, cuántos saltos dan en un entreno, cuanta distancia recorren… Una montaña de datos que gestionan a diario para obtener el máximo rendimiento de cada individuo”, expone con admiración.
Cuando en primavera recibió la llamada para acudir a la Summer League le volvió a palpitar fuerte el corazón. “Fue una estancia corta pues ya estaba comprometido con la FEB y la U18. Pero han sido 10 días perfectos en los que he podido trabajar en la pista con los jóvenes de San Antonio Dejounte Murray, Davis Bertans, Bryn Forbes o las primeras elecciones del draft de este año Derrick White y Jaron Blossongame. He podido convivir con otros entrenadores americanos de nivel y extranjeros. Éramos entrenadores invitados de cuatro nacionalidades diferentes: España, Serbia, Italia y Argentina”.
Y a todo esto… ¿Cómo ve las categorías formativas del baloncesto español? Lázaro mezcla sensaciones en su análisis. Reivindica la figura de los técnicos, que “tienen un nivel muy alto”, aunque muestra su preocupación por la falta de fórmulas eficaces para llevar a cabo un proceso necesario: la combinación de baloncesto y estudios para los jóvenes. “El baloncesto español tiene buena salud -dice- porque el nivel de los técnicos es muy alto. Se trabaja muy bien en formación y en categorías profesionales. El problema que tenemos es la falta de apoyos económicos para los clubes de ligas medias como LEB Oro, Plata y EBA, donde tienen que terminar de formarse nuestros jóvenes. Esto hace que una vez terminada la edad junior, nuestros jóvenes vean la única salida en seguir formándose en universidades americanas donde pueden seguir haciendo ambas cosas: jugar a basket y estudiar. Espero que con el paso de los años llegue la recuperación económica a los clubes y podamos revertir estas tendencias”. Mientras tanto, este cordobés seguirá recorriendo el mundo de la mano del baloncesto.